Las personas que experimentan adicciones comportamentales a menudo sienten una fuerte compulsión o impulso incontrolable para llevar a cabo la actividad adictiva, incluso cuando saben que es perjudicial

La persona necesita participar en la actividad adictiva con mayor frecuencia o intensidad para sentir el mismo nivel de placer o satisfacción que solía experimentar

Las personas adictas a menudo experimentan un deseo abrumador por la actividad adictiva. Este deseo puede ser tan intenso que es difícil de resistir, lo que lleva a una caída en el comportamiento adictivo.

Cuando una persona intenta dejar la actividad adictiva o reducir su frecuencia, puede experimentar síntomas de abstinencia o malestar físico y emocional. Estos síntomas pueden incluir ansiedad, irritabilidad, depresión, sudoración excesiva o insomnio.

Las personas con adicciones comportamentales pueden descuidar sus responsabilidades laborales, escolares o familiares. Esto puede dar lugar a problemas en el trabajo o la escuela y tensiones en las relaciones familiares.

La actividad adictiva puede consumir tanto tiempo y energía que interfiere en las relaciones interpersonales. Puede resultar en el aislamiento social, la pérdida de amigos o problemas en las relaciones familiares y de pareja.

A pesar de ser conscientes de las consecuencias negativas que la actividad adictiva está teniendo en sus vidas, las personas continúan participando en ella. Esto puede llevar a problemas financieros, legales o de salud.

Las personas pueden pasar una cantidad significativa de tiempo pensando en la actividad adictiva, planificándola o recuperándose de ella.

A medida que la adicción se apodera de la vida de una persona, pueden perder interés en actividades que antes eran placenteras o importantes, como pasatiempos, deportes o relaciones sociales.

Pueden experimentar problemas de salud como estrés crónico, insomnio, trastornos alimentarios y otros problemas físicos y mentales.