Lucía, paciente de Centro Graña Saúde nos envía este relato que abre una sección de experiencias, relatos, cuentos y dibujos de nuestros pacientes y amigos.
Casa grande y antigua, conmovedora y llena de recuerdos, historias escritas en las paredes mientras las manos pequeñas dibujan con sus dedos un cielo azul brillante que ven por la ventana.
Abrir la puerta y entrar en un mundo nuevo, lleno de historias aun sin escribir, ladridos de pequeños perritos con la lengua fuera esperando a que haya una mano suave que quite sus ansias de jugar, mirar cada rama de la palmera que parece que toca el cielo y pensar en cada día que ha amanecido ahí, cruzar una puerta y encontrar una sonrisa y con ello un “buenos días”.
Puedo pensar en todas las cosas que he pasado en centro Graña pero no quiero pensar en todas las que aún me quedan por vivir, quizás haya algunos momentos malos y algunos buenos, unos que me gustaría borrar y otros que me gustaría recordar para contárselos a mis hijos algún día, otros que algún día me acordare y me reiré y quizás algunos que me estremeceré y recordare que cada momento aquí fue inolvidable, inigualable y que este centro sabe sacar algo que llevo dentro y que no había podido sacar nadie, ni siquiera sabía que yo podía ser así, de esta forma, tan única y sincera como nunca lo había sido antes en ningún otro lugar.
Cada persona aquí es especial, diferente, pero a cada uno de ellos le aprendes a querer de alguna forma, somos todos como una gran familia, somos como los dientes que forman una sonrisa, cada uno tiene su forma, su color, pueden ser más grandes o más pequeños pero aún así todos forman parte de la misma y cada uno de ellos son los que la hacen especial y con un poder incalculable para producir diferentes sentimientos. Al juntar todas las características que he dicho antes: conmovedora, inolvidable, única, sonrisa, gran familia… La suma de todas ellas, forman la palabra Graña.