Una de las especialiades de CENTRO GRAÑA SAUDE es el tratamiento de ALTAS CAPACIDADES.
En la edición de ElMundo.es de hoy, publican este interesante artículo sobre el tema.
- En España en torno a un 3% de los niños tiene un cociente intelectual superior
- Sólo están identificados como tal un 0,07%, es decir, uno de cada 38
- Las mujeres representan un tercio de los alumnos con AC detectados
- Superdotados y padres de niños con altas capacidades piden mayor atención
- Creen que existe un déficit de formación en el profesorado y faltan recursos
«Mamá, cuando hago un chiste con doble sentido en clase sólo lo entiende la profesora». Es una afirmación de, llamémosla, Marina. Tiene 10 años y es una de los 5.800 alumnos con altas capacidades (AC) (el término superdotado se emplea sólo en adultos). El Ministerio de Educación estima que en torno al 3% de los menores tiene un cociente intelectual superior al considerado normal. Pero sólo el 0,07% está ‘diagnosticado’ (uno de cada 38).
En muchos casos, especialmente en las niñas, no han sido ‘detectados’.Unos prefieren ocultarlo y pasar inadvertidos. Otros simplemente son ignorados por el sistema. «Contra la creencia popular, son niños que no lo tienen fácil, porque no encajan con los intereses y forma de pensar de sus iguales. El sistema escolar en muchos casos no los comprende, ni sus padres, ni los otros niños». Lo cuenta Susana P., la madre de Marina, quien no obstante, subraya: «Es verdad que algunos tienen problemas. Pero la mayoría son normales».
«Lo principal», afirma, «es ayudar a estos niños a aceptarse a sí mismos, aconvivir con su diferencia, porque ellos se ven diferentes». Y es que, relata, algunas familias lo mantienen en secreto. No se lo cuentan ni a sus allegados, por miedo al rechazo.
«Esto de avergonzarte de que tu hijo es listo es un atraso». «Por eso», dice, «mi caballo de batalla en esta historia es que no les hacen caso, y encima les ponen las zancadillas». Se refiere al sistema educativo. Y a casos como el de un alumno que corrige al profesor cuando dice que Plutón es un planeta, porque él ha visto en la página de la NASA que no lo es.
En términos similares se manifiesta Ruth López, madre de dos niñas y vicepresidenta de la Asociación Española para la Superdotación y Altas Capacidades (Aesac). Considera fundamental que la escuela pueda garantizar el pleno desarrollo de estos alumnos, ya que es, además «una oportunidad para el país».
Niños que se aburren
«Estos niños tienen una forma de pensar y de aprender distinta, no les gustan las repeticiones, y el sistema escolar fomenta esa forma de aprendizaje, de ahí la importancia de identificarlos, para adaptar los contenidos». Y pone un ejemplo tan claro como el de la suma.Normalmente, los pequeños hacen cuentas durante dos meses para abstraer el concepto. «A un niño con altas capacidades le cuesta mantener la atención, porque lo entiende desde la globalidad, no necesita tantas repeticiones».
Consciente de que muchos padres tienen miedo a causa de los mitos en torno a la superdotación -niños ‘egiptólogos’ y demás ejemplos televisivos- insiste en lanzar un mensaje positivo: «Para un adulto es fantástico estar cerca de ellos: ver su forma de aprender, su curiosidad insaciable, su entusiasmo por aprender cosas nuevas…». «Requiere más esfuerzo y dedicación, pero es muy enriquecedor».
Esa atención temprana y adaptación de los contenidos es vital para evitar, por ejemplo, el fracaso escolar, la inadaptación o los malos diagnósticos. «Es típico que se confunda la alta capacidad con el déficit de atención», explica María Martín de Vidales, madre de una niña con AC. No es raro, explica, que estos ‘pequeños genios’ se vean medicados para trastornos que les son ajenos, y que acaben derivando en una depresión. Ésta es una de las razones de ser del movimiento asociativo.
El papel de las asociaciones
María Teresa Medina, presidenta de Aesac, lleva 30 años trabajando en este campo, y observa con tristeza que muchos padres siguen llegando con la misma angustia y secretismo que hace tres décadas. «Las asociaciones les sirven para desahogarse, compartir, hablar con libertad».
A esto se une que muchos profesores no están preparados para tratar con alumnos de estas características, «aunque hay gente con muy buena voluntad que se forma por su cuenta», puntualiza. Fue su propio caso. Maestra hija de maestra, la mandaron a trabajar a un pueblo. «Me encontré con un niño que no sabía cómo abordarlo. No podía hacer nada con él, me hacía unas preguntas… Yo sabía que no estaba loco ni era retrasado. Le veía tan listo que me sobrepasaba. Así que, tan pronto pude, vine a Madrid, empecé a estudiar Pedagogía, y me di cuenta de que había algo que a mí no me habían enseñado».
Cómo detectarlo
En España, se ocupan de hacer los diagnósticos los equipos de zona (psicólogos y pedagogos) en centros públicos, privados y concertados. El protocolo es sencillo: ante la sospecha, el centro contacta con el equipo, que acude a evaluar al niño. En Secundaria, son los propios orientadores de los institutos los que valoran.
Suelen detectarlo los padres, aunque en algunos casos son los propios profesores. «El niño con altas capacidades puede surgir en cualquier ambiente social, pero existe más nivel de información, sensibilidad y conocimiento hacia esta realidad en familias con alta formación académica. En los casos de familias de nivel socioeconómico menor, es frecuente que la detección la haga el centro escolar», explican desde la Consejería de Educación y Empleo de Madrid.
Menos niñas ‘diagnosticadas’
No es el único ‘sesgo’. El otro es en razón de sexo: las mujeres representan un tercio de los alumnos con AC detectados. Algo que responde más a factores culturales que intelectuales. «Estadísticamente se puede presentar por igual, o incluso se daría más en mujeres, pues son más precoces e intuitivas, factores vinculados a la alta capacidad», explican fuentes de la Consejería.
Sin embargo, tienen mayor tendencia a la discreción, influidas probablemente por un componente de psicología evolutiva: «Las niñas en la prepubertad atraviesan cambios más complejos que los niños, y a muchas lo que menos les apetece es añadir a esa complejidad otro factor diferencial, como la AC».
Adultos superdotados
Son muchos los que prefieren esperar a la edad adulta para someterse a los test de evaluación. La mayoría de las veces se saben «diferentes» desde muy pequeños. Es el caso de Juan Antonio Sánchez, que actualmente cuenta 34 años y trabaja como directivo de una empresa.
«Con nueve meses mantenía una conversación. Con tres años leía perfectamente, me sabía todas las banderas y capitales del mundo. «En el colegio me quisieron pasar dos cursos, pero yo no quise». Nada de traumas ni complejos. Para él ser un superdotado sólo le ha aportado ventajas.
Fue en tercero de Ingeniería Química cuando empezó a valorar lo que tenía, al compararse con otros compañeros que «se mataban a estudiar». Con 21 años acudió a un psicólogo, y los test únicamente confirmaron «algo que sabía de siempre». Un cociente intelectual de 170. Un dato que a Juan Antonio le da cierto pudor reconocer. «Yo mido 1,74; si Gasol se pone a mi lado y dice que es más alto que yo, no pienso que es un prepotente. Pero si dices que tienes un CI de 170, no suena igual».
Para Juan Antonio es imprescindible que los niños con altas capacidades reciban mayor atención por parte del sistema educativo. «Para mí ya no hay solución, pero los niños que están en la situación en la que yo estaba, merecen otra cosa. No tiene sentido desaprovechar su potencial», apostilla.
Iniciativas
En este sentido, Diana ha tenido más suerte de José Antonio. Tiene siete años y hace preguntas del tipo: «¿El transparente es un color?». Para ella, visitar la redacción de un periódico es toda una experiencia. En EL MUNDO todo le llama la atención. Se sorprende por la disposición de las mesas «en calles», y pregunta por qué, en una columna, cuelga un cartel de «Avenida de la República». «¿Qué es república? ¿Por qué pone eso ahí? Además, esto no es una avenida», comenta.
Diana tiene un cociente intelectual «excepcional», y desde que le diagnosticaron AC su vida es más fácil. Ahora entiende por qué le aburre tanto colorear, cuando a los demás niños les gusta. Ha cursado 2º de Primaria en dos meses. Ahora estudia 3º, aunque permanece en la misma clase. Una flexibilidad que no ofrecen todos los colegios.
Cuando no está en clase, se dedica a cosas propias de su edad, como patinar. Pero también a otras como estudiar los pulgones o los huevos de las hormigas, «hacer experimentos» o terminar los deberes mientras ve ‘El mundo de Beakman’, porque si no hace varias cosas a la vez, se aburre.
«El cole de los sábados»
La Comunidad de Madrid cuenta con el Programa de Enriquecimiento Escolar, el más importante de los que se realizan en España dirigido específicamente a niños como Diana. Puede inscribirse en élcualquier menor entre seis y 18 años que tenga un dictamen de Altas Capacidades. Actualmente hay 1.500 alumnos matriculados, divididos en cinco sedes y en 112 grupos según edad. Realizan actividades en torno a cuatro ámbitos: habilidades sociales, científico-matemático, artístico y el humanístico-literario. Así, experimentan en laboratorio, en aulas de informática, hay talleres de robótica…
«El asunto de la alta capacidad es un tema emergente. Durante los últimos años está tomando relevancia», explican fuentes de la Consejería de Educación y Empleo, que reconocen, no obstante, que existe un déficit en la formación de los docentes en esta materia.
Los padres reclaman para sus hijos una atención, cuando menos, similar a la que reciben otros alumnos con necesidades especiales. «La discapacidad recibe una atención mayor, entre otras cosas porque es más visible, como sucede con los problemas motóricos, psíquicos o auditivos. Existe más tradición, experiencia y conocimiento en la detección y atención del alumno con discapacidad», admite el Gobierno madrileño que, no obstante, hace propósito de enmienda, para que preguntas como «Cuando el lobo se come a la abuelita de Caperucita, ¿después se ve el esqueleto de la abuelita?», de Irene de cuatro años, no reciban como única respuesta la mirada estupefacta de un adulto.
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El pasado día 16 se celebró la jornada organizada por Centro de Reeducación Graña Saúde sobre las altas capacidades. La jornada tuvo lugar en el Museo del Mar en Vigo y asistieron profesionales, profesores, padres y alumnos.