La Xunta recibe 200 alarmas de padres por la conducta de sus hijos y abre 72 expedientes
Benestar tuvo que asumir la tutela de 11 menores el año pasado por su conflictividad con la familia; dos por resolución judicial
Hace solo quince días, un Juzgado de Menores dictaba una sentencia por la que declaró responsable de un delito de violencia en el ámbito familiar y tres de violencia doméstica –física y amenazas leves– a un menor de edad. Entre los hechos, se relata: En una ocasión, el chico intentó «apalear a su padre» cuando éste le reprochó que había llegado tarde a casa. Unos días después, «tras castigarlo sin salir un fin de semana», el chaval arrojó enseres contra las paredes del domicilio y dio patadas y cabezazos» a su progenitor. Otros asuntos probados recogen reacciones similares con su madre. Aunque son casos son excepcionales dentro de los cientos de menores que mantienen la educación y respeto por sus mayores, este tipo de situaciones causan una gran conmoción social. Lo más frecuente, según psicólogas especializadas, «son las disputas subidas de tono; los padres sienten y manifiestan que los hijos les han perdido totalmente el respeto», explican.
Y la violencia de hijos con sus padres también es una realidad en Galicia. Aunque no se constatan situaciones tan extremas como en otras autonomías –Fiscalías como la de Andalucía alertaron de la saturación de los recursos para atender a los agresores y la Fiscalía General del Estado lanzó una voz de alarma sobre esta violencia de menores a sus padres–, los expedientes abiertos por «incapacidad de control de la conducta de los hijos» se mantienen en Galicia. La Xunta abrió 72 expedientes el año pasado por esta problemática y exactamente el mismo número el año anterior, mientras que en 2009 fueron 92.
Once menores fueron tutelados por la Administración ante la imposibilidad de los padres de manejar la situación. La Consellería de Traballo e Benestar asegura que de estos 72 expedientes incoados, por la incapacidad de los padres de hacerse con el control de un hijo violento o problemático, esos casos y a petición de los progenitores, la Xunta asumió la guarda del menor. En dos de estas situaciones, la guardia de la Xunta se asumió por resolución judicial. Y en otros 26 casos se adoptaron medidas de apoyo, manteniéndose la convivencia del menor con sus padres. En el resto de expedientes, o bien se cerraron sin la necesidad de adoptar alguna medida, o bien continúan actualmente en estudio.
Pero otro tipo de alerta, telefónica, aumenta hasta los 200 el número de padres que se han sentido en situación de riesgo. El año pasado la Consellería registró en el teléfono del menor hasta 84 llamadas en las que los progenitores relataban dificultades de conducta de su hijo de menos de 18 años, y otras 40 relativas a dificultades en la relación entre padres y menores.
Hay que tener en cuenta que los menores conflictivos aún representan un porcentaje muy bajo del total de menores tutelados por la Xunta. Un total de 1.429 menores residentes en la comunidad gallega se encontraban bajo la guarda de la Administración el año pasado.
Las situaciones que conducen a ello son diversas: la grave situación de riesgo o desamparo en la que vivían con sus familias es uno de los principales motivos.
Menores maltratados
O también, si son ellos quienes sufren maltrato o abandono físico por parte de sus padres. Más de 340 menores se encuentran en familias de acogida o centros de internamiento por este motivo a principios de 2012, la mayoría tras una negligencia o abandono de sus padres (255), sufrir malos tratos físicos (79) o psicológicos (nueve), según los últimos datos de la Consellería de Benestar, correspondientes al balance anual de 2011. Pontevedra es la provincia con más niños tutelados por esta causa (151); seguida de A Coruña (113); Lugo (40) y Ourense (39).
Artículo publicado en www.farodevigo.es E.Ocampo – Vigo
En Graña Saúde Vigo se desarrollan en la actualidad programas específicos de terapia grupal con adolescentes, con el objetivo de dotar a menores de riesgo de recursos psicológicos y emocionales que le permitan autorregular su conducta y afrontar las dificultades existentes, promoviendo su correcta adaptación al ámbito familiar, escolar y social.
Nuestro equipo realiza un seguimiento de la evolución de cada adolescente, pautando periódicamente reuniones con las familias para así contrastar los progresos y proporcionar, en los casos necesarios, pautas de actuación con el adolescente.