El fracaso escolar es y será siempre un tema de gran preocupación para familias y escuelas, que ven como sus hijos y sus alumnos son incapaces de afrontar el reto escolar o simplemente no existe una motivación positiva capaz de hacer salir de la desidia a miles de alumnos. En Graña Saude en Vigo somos conscientes de este dilema y entendemos que el fracaso escolar no es solo un problema de los alumnos o de las escuelas, sino que es un problema común que necesita de una solución conjunta en la que deben implicarse tanto el niño, como la familia, el centro escolar y los profesionales de la educación.
Nuestro equipo multidisciplinar de profesionales en Graña Saude realiza de manera coordinada un plan de trabajo para cada niño, se realiza un seguimiento de la evolución escolar y se mantienen reuniones periódicas con las familias con el fin de dotar de a los padres de las estrategias adecuadas para afrontar los problemas educativos y conductuales de sus hijos, a la vez que contrastan los progresos de los niños en el tiempo.
Os presentamos esta entrevista publicada recientemente en Faro de Vigo al Catedrático de Filosofía y pedagogo, D. José Antonio Marina
«Recortar al 4,3% el PIB para Educación sería traspasar la línea roja», asegura el profesor
«Para educar al niño, hace falta la tribu entera». La cita de este proverbio africano procede del ensayista, divulgador y pensador José Antonio Marina, que visitó ayer la Fundación Barrié en Vigo y destacó el papel que juega el sistema educativo del país en el el avance de una sociedad. Un discurso crítico pero constructivo que aclara el tratamiento contra el fracaso escolar: Hace un llamamiento al «diplodocus dormido», como denomina, por su tamaño, al sistema español con 650.000 profesores. Les llama a involucrarse y resolver el qué, el cómo y el quién de la enseñanza. «Nuestro papel es cuidar del futuro de la sociedad». El catedrático de Filosofía resolvería a los escépticos la duda de para qué vale un filósofo. «Quien no sea optimista, que no sea padre, ni docente», aconseja.
Es inevitable interrogar sobre los ajustes presupuestarios en Educación.
Todos los estudios que tenemos dicen que la calidad de un sistema no está directamente ligada a la inversión económica. Pero también, que por debajo de un nivel no podemos tener un buen sistema educativo. Por debajo del 4,5% del PIB más una ayuda de las familias del 0,9%, no tenemos medios. Si se confirma bajar al 4,3% del PIB, traspasamos la línea roja. No habrá nada que hacer; tiene que disminuir la calidad. Será mortal, fatal para el país. Y hay que explicar que es muy difícil lograr calidad, pero fácil perderla. Hay que tomarse muy en serio este asunto…
Dice usted que el fracaso escolar puede solucionarse en menos de seis años.
Entre 3 y 6 años se puede reconvertir un sistema educativo, según todos los estudios. El fracaso escolar, también en Galicia, podría acabarse en 5 años. Con una buena hoja de ruta y decisión política. El pacto de Estado sobre la Educación debería de ir con este objetivo, lo que pasa es que algunos gobiernos tienen miedo a comprometerse. El umbral de fracaso escolar soportable es del 10% y estamos por encima. Si no mejoramos el sistema educativo al nivel de nuestros competidores, nos descolgamos. Ante el futuro competitivo, España será un país de tercera división regional.
Otra medida que se plantea en el Ministerio es que las becas para la Universidad se otorguen más en función de las notas y menos de renta.
Tenemos que ser más exigentes y concretamente en la Universidad, donde hay demasiada gente con poco interés por estudiar. Mi primera medida sería suprimir la cantidad de convocatorias para una asignatura. No hay ninguna razón por la que un alumno tenga seis, más una de gracia. La dinámica es ´me presento aunque no sepa nada, por si cuela´. Es un gasto inútil y baja el sentimiento de trabajo. Yo estudié toda mi carrera con becas y teníamos que sacar un notable de media para mantenerla. En tercero me dediqué al teatro, suspendí una asignatura y la perdí. Me pareció normal porque forma parte de un sistema de solidaridad. Un universitario cuesta entre 6.000 y 12.000 euros al año. La educación secundaria tiene que ser gratuita. Pero a partir del Bachillerato, deben incluirse los méritos.
¿Es mala la competitividad en edades tempranas?
No que compitan con otros; porque hay un ganador y el resto pierden. Hay que acostumbrar a los niños a competir contra sí mismos, porque si un niño siente que está progresando ya ha picado el anzuelo educativo. Hay que proponer a cada uno metas que sea capaz de cumplir y se sienta satisfecho. Habrá progresado.
El desempleo hoy, ¿es menor entre personas con estudios superiores?
Es cierto que las personas con un nivel superior de formación encuentran antes empleo; pero lo hacen en un puesto por debajo en su cualificación. Y se produce un desplazamiento de puestos. Si el conserje es abogado, los de estudios inferiores quedan relegados…
Varios de sus libros hablan de ética. Al albor de esta crisis nació la «banca ética», ¿es tiempo de plantear alternativas?
Yo creo que de esta crisis no vamos a aprender nada; soy muy pesimista con respecto a la regeneración del sistema financiero. Creo que al contrario, se van a reforzar los aspectos más negativos. Ya teníamos implantado nuestro sistema de banca ética, que no era una ong, pero sí revertía en la sociedad. ¿Quién destruyó el espléndido sistema de las Cajas de Ahorro? Los políticos usaron las Cajas de forma partidista, a mi juicio. ¿Por qué hemos sido tan torpes?.
A diez, veinte años vista y con la conciencia ambiental bien instaurada, ¿arderían de nuevo As Fragas do Eume?
La educación puede hacer muchas cosas; lo hemos hecho bien, se ha asimilado y debemos apoyarlo mucho. No podemos instalarnos en la comodidad de impotencia.
Se cumplen cien años de que el Titanic se hundiese con su capitán a bordo. El del Costa Concordia se escapó mientras parte de la tripulación se ahogaba. ¿Qué ha cambiado en ese estereotipo humano?
No hay que generalizar. Pero es el olvido de la dignidad de uno mismo. Esa idea se ha reblandecido y cada uno parece que va a lo suyo en una especie de moral del «Sálvese quien pueda». No podemos porque nos convierte en asesinos, cobardes o colaboracionistas.
Entrevista en Faro de Vigo – Elena Ocampo