En el ámbito de la psicología infantojuvenil, la terapia cognitivo-conductual se presenta como un enfoque integral y eficaz para abordar diversas problemáticas. Esta modalidad terapéutica se centra en la relación entre pensamientos, emociones y comportamientos, proporcionando herramientas específicas adaptadas a la etapa de desarrollo de niños y adolescentes.

Durante las primeras fases de la terapia, nuestro objetivo primordial radica en establecer un vínculo de confianza y seguridad con el paciente joven. Este paso es fundamental para poder explorar las razones de la consulta y comprender la historia del problema a través de interacciones adaptadas a su nivel cognitivo y emocional.

Una vez construida una relación terapéutica sólida, se lleva a cabo una evaluación exhaustiva del motivo de consulta. Identificamos las causas y los factores que contribuyen al problema, permitiendo así desarrollar estrategias específicas de intervención.

La parte cognitiva de la terapia se enfoca en ayudar al niño o adolescente a reconocer y modificar pensamientos negativos o distorsionados que puedan influir en sus emociones y comportamientos. Por otro lado, la parte conductual se concentra en identificar y modificar patrones de comportamiento negativos que puedan estar afectando su bienestar emocional.

Nuestro propósito es guiar a los jóvenes en el desafío y cambio de pensamientos negativos, fomentando la adopción de perspectivas más realistas y positivas. Además, colaboramos estrechamente con ellos para establecer metas alcanzables y trabajar juntos en la implementación de cambios positivos en su comportamiento. En la psicología infantojuvenil, la terapia cognitivo-conductual se convierte así en una herramienta valiosa para promover el bienestar emocional y el desarrollo saludable de los más jóvenes.